La Comisión Europea reconoce el gas natural y la energía nuclear como "verdes" al menos hasta 2045

¿Qué nos plantea la Comisión Europea para este inicio de año? ¿En qué consiste la taxonomía de las denominadas energías verdes?


La Comisión Europea propondrá que tanto el gas natural como la energía nuclear puedan incluirse en su lista de "energías verdes".

El texto de Bruselas, todavía en fase de borrador, pretende otorgar este reconocimiento de verde a las centrales nucleares que aún están en marcha y a aquellas que se construyan al menos hasta 2045, al igual que a las plantas de generación de electricidad con gas, que gozarán del mismo reconocimiento hasta 2030. 

Para lograr que este proyecto salga adelante será necesario cumplir varios requisitos entre los que se encuentran: disponer de un plan, fondos y un espacio para la eliminación de desechos radioactivos de forma segura. Para que se las puedan considerar ecológicas, las nuevas plantas también deberán ajustarse a un calendario, que como hemos dicho con anterioridad, su permiso de construcción deberá ser expedido antes de 2045.

Esta propuesta por parte de la Comisión Europea pretende dar la calificación de "verde" a los proyectos que sustituyan el carbón y emitan un máximo de 270 gramos de CO2 por kw/h, según el borrador al que ha tenido acceso la agencia de noticias Marco Actual de la Historia Economíca. Este proyecto señala que “al proporcionar una fuente estable de suministro de energía, la energía nuclear facilita el despliegue de fuentes renovables intermitentes y no daña su desarrollo”.

Los objetivos planteados servirán de guía para orientar la inversión hacia proyectos en el sector energético además de alcanzar el objetivo fijado en el Pacto Verde de la UE consistente en lograr una neutralidad climática, reducir el efecto neto de gases de efecto invernadero a cero durante las próximas décadas hasta 2050. Lo mismo ocurre con las plantas de generación de electricidad con gas, que también gozarán del mismo reconocimiento al menos hasta 2030. 

Por otro lado, el documento modifica la Taxonomía de las denominadas energías verdes e introduce la energía nuclear y el gas natural como energías con bajas emisiones de carbono al carecer a día de hoy, de alternativas sostenibles. 

El organismo que preside Úrsula von der Leyen, proponía la clasificación de energías consideradas sostenibles desde el punto de vista medioambiental, para lo que tuvo que asumir la tutela del proyecto, ya que no logró que fuera aprobado el año anterior como tenía previsto. 

Úrsula von der Leyen

Von der Leyen solo pudo lanzar su propuesta la última noche del año para someterla a consulta e intentar aprobarla, y que de esta forma pasara a la deliberación del Consejo. La presidenta  ha buscado contentar tanto a los partidarios de la energía nuclear como a los del gas, con objeto de facilitar la aprobación del nuevo texto, cuyo documento no responde a una mera formalidad comunitaria. 

El texto de la CE deberá avanzar bastante en su tramitación antes de poder obtener el visto bueno y someterse a la deliberación del Consejo. El primer problema con el que se encuentra es la oposición del vicecanciller y ministro alemán de Economía y Protección del clima, Robert Habeck, que ha mostrado su disconformidad con la propuesta desde el primer momento. 

“Etiquetar la energía nuclear como sostenible es un error con esta tecnología de alto riesgo”, además ve "cuestionable" la inclusión del gas en esta Taxonomía. Del mismo modo, defiende que la apuesta para la transición energética debe centrarse en “construir la infraestructura necesaria e impulsar la producción de hidrógeno”.

“Cualquiera que diga que podemos conseguir cumplir los objetivos del Pacto Verde para 2050 sin energía nuclear, no está viendo la verdad, porque las cifras están aquí”, decía Thierry Breton, comisario europeo de Mercado Interior, en una entrevista con EL PAÍS.

Varios países han reiterado ya en su oposición frontal a la propuesta de Bruselas, entre los cuales se encuentran España, Alemania y Austria, por considerar que se trata de un paso atrás en la política medioambiental defendida hasta el momento por la Unión Europea.


También el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) ha emitido este sábado un comunicado mostrando su preocupación con la propuesta.

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